jueves, 28 de mayo de 2009


Leopoldo García-Alas y Ureña «Clarín» ( Zamora, 25 de abril de 1852Oviedo, 13 de junio de 1901) fue un célebre escritor español.


VIDA

Nació el 25 de abril de 1852 en Zamora, donde se había trasladado su familia desde Oviedo, al ser nombrado su padre, Jenaro García Alas, gobernador de la ciudad leonesa.[1] Leopoldo fue el tercer hijo del matrimonio.
En la casa se hablaba continuamente de
Asturias y su madre, con cierta nostalgia, contaba relatos de aquella tierra de sus antepasados. Este ambiente influyó en gran medida en el espíritu del niño Leopoldo que desde siempre se sintió más asturiano que zamorano, aunque a lo largo de su vida conservó un cariño especial por las tierras que le vieron nacer.
A los siete años entró a estudiar en el colegio de los
jesuitas ubicado en la ciudad de León en el edificio de San Marcos (actual parador de turismo).[1] Desde el principio supo adaptarse a las normas y a la disciplina del centro de tal manera que a los pocos meses era considerado como un alumno modelo. Sus compañeros le conocían con el mote (sobrenombre) de «el Gobernador», por alusión a la profesión de su padre. Sus biógrafos aseguran que esta etapa estudiantil engendró en Leopoldo el sentimentalismo religioso y el principio de gran disciplina moral que fueron la base de su carácter. En este primer año escolar ganó una banda azul como premio y trofeo literario. La conservó toda su vida y se encontraba entre los objetos más queridos del museo familiar.
En el verano de
1859 toda la familia regresó a Asturias. Leopoldo descubrió con sus propios ojos la geografía asturiana de la que tanto había oído hablar a su madre. Durante los años siguientes Leopoldo se encuentra en libertad por las tierras de Guimarán, propiedad de su padre, donde aprenderá directamente de la Naturaleza y de los libros que encuentra en la vieja biblioteca familiar, donde entra en contacto por primera vez con dos autores que serán sus maestros: Cervantes y Fray Luis de León.


OBRAS


El 4 de octubre de 1863, a la edad de once años, Leopoldo ingresa en la Universidad de Oviedo en lo que se llamaban «estudios preparatorios», matriculándose en las asignaturas de Latín, Aritmética y Doctrina Cristiana. El curso lo terminó con la nota de sobresaliente y con la adquisición de tres buenos amigos: Armando Palacio Valdés, Tomás Tuero (que fue también escritor, traductor y crítico literario) y Pío Rubín (escritor).

Obra literaria [editar]
Durante los ratos libres que le dejara la cátedra de la Universidad, Clarín escribía artículos para los periódicos
El Globo, La Ilustración y Madrid Cómico. Envía a los periódicos de El Imparcial y Madrid Cómico sus «Paliques» satíricos y mordaces que le proporcionarán algunos enemigos adicionales.
En 1881 se publicó el libro Solos de Clarín, que recogió los artículos de crítica literaria. El prólogo es de
Echegaray. Ese mismo año, en el mes de octubre publicó en La Ilustración Gallega y Asturiana el artículo «La Universidad de Oviedo», en el que hace un elogio al claustro restaurado y formado por los profesores Buylla, Aramburu, Díaz Ordóñez, entre otros.
A los 31 años de edad escribe Clarín su obra maestra La Regenta. En junio de 1885 salió a la calle el segundo volumen de esta composición del arte literario. En 1886 se edita su primer libro de cuentos con el título de Pipá. En 1889 termina un ensayo biográfico sobre Galdós, dentro de una serie titulada «Celebridades españolas contemporáneas». A finales de junio de 1891, el editor Fernando Fe saca a la luz la segunda novela larga de Clarín:
Su único hijo.
En 1892 Clarín pasa por una crisis de personalidad y religiosa en que, según sus palabras, trata de encontrar a su yo y a Dios. Poco después dejó reflejar dicha crisis en su cuento Cambio de Luz, cuyo protagonista Jorge Arial representa al autor y sus preocupaciones, sus dudas religiosas y su escepticismo filosófico. Clarín define a este personaje como «místico vergonzante».
En 1894 se despertó su afición por el teatro por influencia de sus amigos la actriz
María Guerrero y el dramaturgo Echegaray. Los biógrafos dicen que es un contrasentido en un hombre amante de la realidad y enemigo de la farsa. Por eso su primera obra teatral Teresa (ensayo dramático en un acto y en prosa) es una página real de su propia vida. Se publicó y se estrenó el 20 de marzo, en el teatro Español de Madrid, en homenaje que se daba a la actriz María Guerrero. La obra resultó un rotundo fracaso, argumentando los críticos que carecía de arquitectura escénica y que tenía todos los defectos de un escritor novato.
Durante los últimos años de su vida, Clarín recibe gran cantidad de ofertas para colaboraciones así como peticiones de autorización para traducir su obra en nuevas ediciones. En 1900, la Casa Maucci de Barcelona, le encarga la traducción de la novela de
Émile Zola Trabajo. La retribución es buena y Clarín piensa que una traducción no le dará tanto trabajo como escribir. Pero los tecnicismos y palabras difíciles del escritor francés, unido al perfeccionismo de Clarín hacen que el trabajo se alargue durante meses, agotando la poca salud que tenía en aquellos años. Traduce día y noche para cumplir con la fecha indicada por la editorial, agotado pero contento de poder contribuir en dar a conocer al «pensador más ultrajado de todo el siglo XIX».



Cuentos
Tal vez la faceta de la que menos se habla es su papel como gran cultivador de la novela corta, de relatos y de cuentos, formas que se desarrollan de forma extraordinaria en la literatura europea a partir de la mitad del
siglo XIX. Entre las obras más destacadas de Clarín podemos señalar cronológicamente las novelas cortas Pipá, Doña Berta, Cuervo, Superchería, de los cuentos y relatos El Señor y lo demás son cuentos, Cuentos Morales, El gallo de Sócrates, obra póstuma, y Doctor Sutilis.



Su obra cumbre: La Regenta (18841885)
Obra de gran extensión, ostenta cierta declarada semejanza con
Madame Bovary, de Flaubert, y Ana Karenina, de Tolstoi, influencia a la que habría que añadir la del naturalismo y la del krausismo (corriente filosófica que pretendía la regeneración cultural y moral de España).
La Regenta se destaca por su gran riqueza de personajes y planos secundarios,así como el uso de la técnica del fluir de los recuerdos, mientras que el retrato de la protagonista queda delicadamente desenfocado y vago. Por otra parte, aquí la caída de la señora provinciana tiene lugar entre dos cortejadores muy diversos: el más seductor galán de la ciudad, que acaba triunfando, y un canónigo de la catedral. El retrato de este canónigo es pieza clave del libro.
Para la descripción del ambiente provinciano y del entramado de la vida colectiva —lo más naturalista de la novela— Clarín utiliza técnicas como el monólogo interiorizado (el monólogo interior nace más tarde, con
Joyce y Dostoyevski) y el estilo indirecto libre, que hacen que la historia sea narrada por los personajes a través de sus pensamientos y que permiten penetrar en sus interioridades. Gracias a estas técnicas y un minucioso estudio del personaje en el medio (es decir la sociedad en la que vive) los personajes adquieren una cierta profundidad psicológica.

BENITO PÉREZ GALDÓS



Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843 - Madrid, 4 de enero de 1920) fue un novelista, dramaturgo y cronista español. Se trata de uno de los principales representantes de la novela realista del siglo XIX y uno de los más importantes escritores en lengua española.

Hijo de Sebastián Pérez, y de Dolores Galdós, Su padre inculcó en el hijo el gusto por las narraciones históricas contándole asiduamente historias de la Guerra de la Independencia, en la que había participado. Su imaginación fue desbordante ya desde muy joven. En 1852 ingresó en el Colegio de San Agustín, que aplicaba una pedagogía activa y bastante avanzada para la época, durante los años en que empezaban a divulgarse por España las polémicas teorías darwinistas, de lo cual hay ecos en obras suyas como, por ejemplo, Doña Perfecta.

La vida sentimental de Galdós no ha sido muy estudiada, en parte por la discreción que le envolvió en tales asuntos y de la que hizo gala incluso en sus estudiadamente anodinas Memorias de un desmemoriado, que parecen escritas casi para desalentar empeños biográficos ulteriores, en forma más bien de diario de viajes. El caso es que permaneció soltero, si bien fue asiduo cliente de amores mercenarios y tuvo una hija natural en 1891 de una madre que se suicidó posteriormente, Lorenza Cobián. También se conoce bien su relación con la actriz Concha Morell y con la novelista Emilia Pardo Bazán



Primeras obras


En 1870 publicó su primera novela, La Fontana de Oro, escrita entre 1867 y 1868, en parte durante uno de sus viajes a Francia, gracias al dinero de su tía. En realidad, en esa época la publicación de un libro se hacía gracias a la ayuda de los periódicos y de las revistas o corría a cuenta del autor. Esta obra, con los defectos de toda obra primeriza, bosqueja la situación ideológica de España durante el Trienio Constitucional (18201823).
La Sombra fue publicada en noviembre de 1870 por entregas en
La Revista de España. A pesar de que fue editada posteriormente a la La fontana de oro los críticos ponen de relieve la posibilidad de que fuera redactada uno o dos años antes.


Obras



En
Doña Perfecta se hace el estudio de una ciudad imaginaria, Orbajosa, anclada en una tradición cerril de inmovilismo. Al llegar el ingenuo ingeniero progresista Pepe Rey para casarse con la hija de la mujer que da título al libro, doña Perfecta, comienza una serie de intrigas en que crecientemente se empieza a desacreditar al ingeniero por parte del sector reaccionario y el clero de la ciudad. La obra termina trágicamente.
En
Marianela, Galdós construye una sólida narración en torno al pobre personaje huérfano que le da título, deforme y enamorada del joven burgués ciego al que sirve de lazarillo y al que la ciencia le hace recobrar la vista, en el ambiente de un pueblo minero. El final de la obra es trágico.
Fortunata y Jacinta, novela realista cuyo eje argumental es el enamoramiento de dos mujeres de diferentes clases sociales de un mismo hombre: Juan Santa Cruz, prototipo del hijo de familia acomodada. Jacinta, mujer de alta condición social, estéril, acaba casándose con Santa Cruz y adoptando al hijo que su marido ha tenido con Fortunata, de baja condición. Uno de los personajes secundarios de esta novela, el usurero Torquemada, protagonizó otras cuatro obras (Torquemada en la hoguera, Torquemada en la cruz, Torquemada en el purgatorio, Torquemada y San Pedro).
Cabría agrupar varias novelas unidas por la problemática religiosa. Si en
Doña Perfecta Galdós se muestra anticlerical al modo de entonces y refleja un impactante panorama de la hostilidad provinciana conservadora a un recién venido de ideas modernas, en cambio, en Ángel Guerra y, sobre todo, en Nazarín, se advierte que no hay en él irreligiosidad, sino al contrario, un profundo sentir cristiano, disconforme con los compromisos temporales y sociales de los hombres de la Iglesia.
También hay que destacar
Miau, que es la pequeña epopeya del cesante, del funcionario de Hacienda que, dejado en la calle por un cambio ministerial, se alimenta de la esperanza, mientras detrás de él su inconsciente familia trata de mantener las apariencias de la «gente bien». Por otro lado, Misericordia nos sumerge en los estratos más bajos del Madrid de entonces, en contraste con la gente acomodada pero venida a menos. En ella encontramos una espléndida pareja de figuras: el moro ciego Almudena y la criada Benina, que representa la exaltación de la caridad. Otras novelas suyas son Tormento, relato del conflicto entre la imaginación y la realidad, entre la libertad de elegir el propio destino y las resistencias del ambiente a permitirlo y finalmente La desheredada.
Galdós ensayó también el teatro, insistiendo a veces en temas ya tocados en sus novelas, como El abuelo. En su momento algunas de sus composiciones teatrales fueron muy celebradas.